Acto suicida

Andar en bicicleta por Cali es o un deporte extremo o como titulo este artículo, un acto suicida. A continuación pasaré a explicarles lo que hace caótica y arriesgada la travesía en dos ruedas por la ciudad.

Comenzaré por contarles que uso este medio de transporte con frecuencia principalmente por tres razones. Primera: es amigable con el medio ambiente y de mantenimiento económico frente a otros vehículos como las motos o los carros. Segunda: me permite desplazarme sin la exposición a las aglomeraciones del transporte masivo y el consiguiente riesgo de exposición al covid, ya que los usuarios del Mio no se caracterizan por su responsabilidad ante la pandemia para conservar las distancias mínimas. Eso a no ser que vean una enfermera o un trabajador de la salud con su uniforme de calle, a los cuales si les aplicarán las medidas discriminatorias como si solo con su profesión ya fueran portadores del virus. Pero cuando llegan, a esas mismas personas se les olvidan todos los protocolos de desinfección o se van de rumba porque para tomar trago no hay pandemia que los detenga. Tercera: el uso regular de la bicicleta me permite conservar un estado físico óptimo, lo cual incide muy favorablemente en una buena calidad de vida.

Ya entrando en materia, hay varios factores que hacen riesgosa la circulación de los ciclistas por las arterias viales de la ciudad. El primero tiene que ver con la disposición de las ciclo rutas, ya que en algunos sectores no están debidamente señalizadas y demarcadas. Por ejemplo, en la avenida Pasoancho la ciclo ruta va por el margen izquierdo de la vía y a la altura de la carrera 42 la circulación cambia al margen derecho sin ningún aviso o señal para los ciclistas. Estos cambios inesperados claramente exponen a los usuarios a accidentes de tráfico cuando intentan corregir el rumbo. 

Por otro lado, no existe un trazado vial para los ciclistas que les permita conectar norte y sur de la ciudad, el único de este tipo es el bici carril que va a lo largo de la avenida Simón Bolívar, donde nos encontramos con otro problema: lo usan para todo menos para circulación de los ciclistas. Lo cogen de parqueadero, de espacio para colocar avisos publicitarios de talleres y negocios, etc. ¿Y qué debe hacer el ciclista? salir a arriesgar su pellejo en la vía vehicular ganándose el madrazo gratuito de los conductores que van circulando sin caer en cuenta que si el ciclista les invadió el carril fue porque no tuvo por donde más transitar.

Para completar este cuadro lamentable están los motociclistas, quienes viven convencidos de que la ciclo ruta es un moto carril y lo invaden circulando a altas velocidades. Este comportamiento no permite uso de los espacios que supuestamente están diseñados para la circulación de los ciclistas sean seguros para ellos.

En todo caso, el problema lo debemos arreglar entre todos: La administración municipal mejorando la señalización y diseño de las calzadas y los ciudadanos usando su civismo y respetando los espacios que compartimos. 

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