Hablemos de desarrollo económico para el Chocó

La contingencia del Covid- 19 evidencia mucho más las profundas problemáticas sociales y económicas que padece el Chocó. En ese sentido, es imperativo retomar los espacios de discusión sobre el modelo de desarrollo económico que se debe implementar para cerrar brechas socioeconómicas entre la periferia y el centro del país.

Me centraré en algunos limitantes que puedan estar jugando un papel clave en el desarrollo de nuestra economía.

Uno de los problemas más profundos del Chocó, es que no cuenta con una hoja de ruta clara, donde los mandatarios locales, construyan sobre lo construido, lo que dificulta una destinación más eficiente del gasto público.

Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en 2018, el Producto Interno Bruto (PIB) del Chocó, por habitante, apenas fue de un tercio del promedio del país. Así mismo, reportó un decrecimiento del PIB de 5,7 por ciento, aportando tan sólo el 0,4 por ciento al PIB de la nación.

El Censo Nacional de Población y de Vivienda del DANE (2018), indica que el Chocó se encuentra entre los seis departamentos con menor cobertura de servicios públicos (alcantarillado, gas natural, energía eléctrica, aseo y acueducto).

Chocó se encuentra entre los cinco departamentos con mayor Índice de Pobreza Multidimensional (IPM). Mientras que el índice de pobreza monetaria es dos veces mayor al promedio del país.

La tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes de Quibdó ha sido la más altos del país en los úlmios años. La tendencia de lo corrido de este año indica que la violencia se ha exacerbado con respecto al comienzo en los últimos tres años. El conflicto armado y las bandas criminales han puesto nuestro territorio como foco estratégico para el narcotráfico y demás actividades ilícitas. La alta tasa de desempleo e informalidad de Quibdó, se han mantenido por muchos años.

Chocó es uno de los departamentos que cuenta con la peor infraestructura hospitalaria y reporta una gran escasez de capital humano con formación en salud. Esto es mucho más preocupante, teniendo en cuenta el contexto actual de pandemia a causa del Covid-19.

Sin duda estas brechas evidencian que la economía del Chocó está pidiendo a gritos oportunidades para desarrollarse, pero ese proceso debe partir de las características y condiciones propias del territorio y no propender por la importación de los modelos implementados en ciudades del interior del país.

Los chocoanos no podemos permitir la elaboración de proyectos que tengan la finalidad de empeorar nuestras condiciones de vida, mientras al mismo tiempo esos mismos proyectos mejoran la de personas externas a nuestro territorio. Agudizando aún más las brechas entre centro y periferia.

Para construir nuestro propio modelo de desarrollo económico, debemos primero ser mucho más autocríticos con la corrupción. Es imperativo fortalecer la veeduría ciudadana que permita hacer frente al manejo inadecuado de recursos públicos. Si la malversación del gasto se evitara y se invirtiera el presupuesto de forma más eficiente, seguro nuestro panorama hoy sería diferente.

Así mismo, debemos ser conscientes de que nuestras condiciones geográficas y climáticas agregan algunas barreras a la conectividad y comercio con el país, pero genera oportunidades muy particulares asociadas a nuestra biodiversidad y ubicación.

La gran extensión territorial combinada con la alta dispersión de los centros poblados localizados en zonas de vida complejas, hacen del Chocó un territorio con una organización poco estratégica. La poca conectividad e intercambio de bienes y servicios entre las comunidades rurales y las zonas urbanas. Los altos niveles de precipitación y la topografía de densa selva y ríos deben comandar la discusión para repensar las oportunidades de un modelo económico exitoso bajo estas características.

A diferencia de otros territorios en el mundo que limitan con el océano y tienen una concentración económica y demográfica cercana a las costas, el Chocó tiene una dispersión rural y desarticulación producto de la nefasta herencia colonial. Las zonas urbanas con mayor población están situadas al interior del departamento, donde existe poca conexión terrestre y marítima y desarrollar proyectos de infraestructura que generen encadenamiento productivo de gran impacto resulta difícil. Estos generalmente demandan muchos más recursos financieros que sus comparativos en territorios con otras condiciones de clima y topografía.

Resulta paradójico que el Chocó siendo el único departamento en Colombia con dos océanos, no cuente con una salida al mar, y que la mayoría de los chocoanos no conozcan las playas de su departamento, ni el endemismo y riqueza natural de esas zonas, por falta de conectividad.

Finalmente, el progreso que se evidencia en el Chocó no puede estar explicado por respuestas transitorias y coyunturales a levantamientos sociales contra el gobierno nacional. Por el contrario, este debe obedecer a una hoja de ruta clara, definida, donde los chocoanos participan como eje fundamental y se decida con autonomía de hacia dónde debe ir el desarrollo del departamento.

Twitter:@leynermosquera

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